Año Nuevo Chileno

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Se imagina usted celebrando su cumpleaños el día que nació su vecino, sabiendo que aquel día no coincide con el día de su nacimiento; ridículo diríamos a menos. Pues Chile así lo hace, el año nuevo chileno lo celebramos en los días en que los países del hemisferio norte viven el nuevo ciclo de la naturaleza que dio origen, hace miles de años, a sus celebraciones de año nuevo, como el culto a Mitra por los romanos y la celebración de los celtas en Stonehenge.

El 21 de diciembre de este año 2009 termina para los europeos y chinos su año y esa noche será las más larga pues el sol estará muy lejos del norte y muy cerca de nosotros los chilenos en cuanto sureños. En cambio para nosotros el año termina el 21 de Junio, ese día será el más corto y esa noche la más larga; el día 22 empieza el nuevo año.

En lenguaje de geografía física el 21 de diciembre de este año 1999 es el solsticio de invierno en el hemisferio boreal y el 21 de Junio en el hemisferio austral, el nuestro. En lenguaje cultural religioso, el 21 de diciembre de este año será la Fiesta Celta del Midwinter o Mitad del Invierno en Inglaterra. El equivalente para nosotros es el Wetripantu o Wiñoi Tripantu, nueva salida del sol, siendo el 21 de Junio. Para nuestros vecinos será la misma fecha: Machaq Mara para las Aymara; Inti Raimi para los Quechuas; Aringa Koro para los pascuenes.

Durante la colonia dichas fiestas fueron perseguidas como tales pero a sus cultores se les ofreció una versión cristiana europea; La Noche de San Juan del 23 al 24 de Junio. Allí se conoce el futuro en la mañana de San Juan con prácticas como agarrar tres papas y pelar una, a media pelar otra; pero para tener buena suerte se trata de sacar de abajo de la cama la tercera papa, la peluda. En Chiloé-mostrando el origen indígena y pre-hispánico del rito purificador- por la mañana muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces consecutivas: ¡San Juan!…. ¡San Juan!, dame Milcao y yo te daré pan.

 Desde niño nunca me gustó la fiesta del año nuevo del 31 de Diciembre, mi cuerpo sentía que nada moría y nada nuevo nacía en esa fecha. La emoción de los abrazos me era un poco ridícula y mi impresión tenía razón pues celebraba el cumpleaños del vecino del norte. Allá en el hemisferio boreal del mundo, si llega a su máximo el invierno, donde todo parece morir, los árboles pierden sus hojas, los animales silvestres se refugian en sus guaridas, llueve mucho y en las latitudes altas la nieve va congelando el paisaje.

En cambio en Chile, para esos mismos días de fines de Diciembre, gozamos del calor, las frutas abundan, la papa nueva aparece. Cuando a uno le toca estar en el campo se aproxima la trilla, nos bañamos en el río y corremos los caballos a matar. En Diciembre nada termina sino estábamos en pleno año, nada muere sino todo crece y gozamos de las cosechas.

La noche del 31 de Diciembre al 1 de Enero pasado, el año nuevo europeo del hemisferio norte, lo pase durmiendo feliz. Este año nuevo sureño y chileno, al menos me bañaré con agua fría a la medianoche y me colocaré debajo de mi higuera para pedir cuatro deseos….si, no se extrañe, en Temuco hay higueras.

Temuco, Junio del 2009       Miguel Angel Solar

Publicado en semanario Tiempo 21


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